SAN SEBASTIÁN. DV. Hasta los mejillones de las bateas que salpican la ría de Vigo de marisco quedaron ayer admirados al paso del fragor de una embarcación imponente, elegante y, sobre todo, rápida. Mucho más que las traineras que acostumbran ver por la zona, 28 segundos más que la todo poderosa La Marinera en la víspera. Cuando Castro parecía ir adueñándose de la competición, San Pedro cambió el color de la superioridad, ayer morada.
El dominio de los pasaitarras resultó incontestable desde las primeras paladas. Sin olas de costado, ni corrientes diferenciales entre calles. Sin trampa ni cartón. Con la calidad y la entrega de una cuadrilla en plena madurez deportiva, su potencia imponiéndose a las mejores plantillas del Cantábrico. Impulsada por paladas que transmitían poderío, y por ese punto de rabia que dejó el resultado del sábado, la Libia puso agua de por medio desde los primeros metros.
Como sus testigos subacuáticos, al vapor de un día esplendoroso en unas aguas calmadas, San Pedro descubrió su mejor producto. Se salió de la línea horizontal que marca la igualdad en la tanda, pero en sentido opuesto a la de la víspera. Hacia la victoria. Castro, Urdaibai y Hondarribia pugnaban por separarse lo más mínimo unas de otras mientras veían aturdidos la huida de la Libia. Cinco segundos ya en el primer largo sobre Castro, siete sobre los otros dos.
Dominó todos los largos
Caerán, podría pensarse. Todo lo contrario. Marcaron el mejor tiempo en todos los largos. Cuatro baños de pintura morada cambiaron el color rojo de la superioridad de Castro. Pero los diez segundos sobre los cántabros se quedaron pequeños frente al hueco que abrieron respecto a Urdaibai y Hondarribia, ambas en un reñido duelo durante toda la regata. Dieciocho y veinte segundos se dejaron dos de las mejores traineras del momento.
Castro amagó a partir de la primera ciaboga, pero no arañó ni un segundo a los pasaitarras. Los trece remeros de la Libia, con cuatro cambios respecto a la jornada anterior, no tuvieron que girar el cuello para buscar referencias. Comprobaban mirando de frente, a lo lejos, la proeza que protagonizaban. Y remaban, remaban y remaban. Sin ceder ni una centésima. A más.
Sabían por los gritos de Gaizka Garmendia, feliz patrón que empieza a depurar la técnica de agitar banderas triunfales, que el rival a batir era Pedreña. La Marina de Cudeyo había propinado un golpe de autoridad en la tanda anterior. Había dejado atrás el duelo guipuzcoano entre Zarautz y Orio, reñido e intenso hasta la última txanpa. Finalmente fue la Enbata la que paró el reloj ocho segundos después que Pedreña, y la Mirotza se quedó a diez. Ambos, por delante de Urdaibai y Hondarribia. Pedreña ya ha saltado hasta la tanda de honor.
Zumaia ganó su tanda
Los de Luis Mari Olasagasti Luxia, pescaron además en Galicia algún punto más al dejar atrás también a Kaiku, con la resaca del título de Bizkaia, y dejan ya a doce puntos a Meira. Por arriba, Castro sigue con diez de ventaja sobre el segundo, otra vez San Pedro, quien le arrebató ayer el color de la superioridad.
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